El Parque del Retiro
por Retiro el 12/10/2016
Madrid, guarda muchas atracciones arquitectónicos, escultóricos y paisajísticos entre los que destacan el Monumento a Alfonso XII, el Palacio de Cristal, el Estanque Grande, la Puerta de Felipe IV, el Real Observatorio Astronómico y la Fuente de la Alcachofa;
Fue construido en la primera mitad del siglo XVII por el Conde-duque de Olivares para el disfrute de Felipe IV y de quien era su valido. En el 1767 Carlos III permitió la entrada del público y a partir de 1868 el Parque quedó bajo la titularidad del Ayuntamiento de Madrid.
El Parque se encuentra delimitado por las calles de Alcalá y de Agregar a diccionario, del Poeta Esteban Villegas y de Alfonso XII (al oeste), mientras por el este tenemos a la avenida de Menéndez Pelayo.
Está protegido como Bien de Interés Cultural (BIC), figura legal que toda declaración de jardín histórico ostenta en la normativa española. Dentro de sus límites habitan más de 19.000 árboles, representativos de 167 especies,4 entre ellos seis ejemplares incluidos dentro de la lista de árboles singulares de la Comunidad de Madrid.
El Parque nacio en el 1640, cuando el Conde-Duque de Olivares regaló al rey Felipe VI unos terrenos que le habían sido cedidos por el duque de Fernán Núñez. Así que se inició la construcción del Palacio del Buen Retiro. Contaba entonces con unas 145 hectáreas.
Bajo la dirección de los arquitectos Giovanni Battista Crescenzi y Alonso Carbonell se construyo el Retiro, que acogió representaciones de los dramaturgos españoles del Siglo de Oro, entre ellos Calderón de la Barca y Lope de Vega. Perduran aún el Casón del Buen Retiro, antiguo Salón de Baile con frescos de Lucas Jordán, y el llamado Salón de Reinos, un ala del Palacio del Buen Retiro decorado antaño con pinturas de Velázquez y Zurbarán, entre otros; y los jardines de la posesión real.
A lo largo de la historia se fueron cambiando cosas, como el Parterre, diseñado durante el reinado de Felipe V, la Real Fábrica de Porcelana del Buen Retiro (conocida popularmente como La China) en tiempos de Carlos III o el Observatorio Astronómico, obra de Juan de Villanueva, reinando Carlos IV El rey Carlos III fue el primero en permitir el acceso de los ciudadanos al recinto, siempre que cumpliesen con la condición de ir bien aseados y vestidos.
Durante la invasión francesa, en 1808, los jardines quedaron parcialmente destruidos al ser utilizados como fortificación por las tropas de Napoleón. El palacio fue casi totalmente destruido.
Tras la contienda, Fernando VII inició su reconstrucción y abrió una parte del jardín al pueblo, como ya hiciera Carlos III. El monarca se reservó una zona, entre las calles de O'Donnell y Menéndez Pelayo, donde construyó una serie de edificios de recreo, siguiendo la moda paisajística de la época, que aún se conservan, como la Casita del Pescador, la Casa del Contrabandista y la Montaña artificial.
Reinando Isabel II se abrió la calle de Granada, que más tarde se llamaría de Alfonso XII, vendiéndose al estado los terrenos comprendidos entre ésta y el Paseo del Prado que fueron urbanizados por particulares.
Tras la revolución de 1868 los jardines pasan a ser propiedad municipal y sus puertas se abrieron a todos los ciudadanos, comenzando una época en la cual, la Ría grande y el Estanque de san Antonio de los Portugueses se transformaron en Paseo de Coches. Se colocaron las fuentes de los Galápagos y de la Alcachofa, erigiéndose también la fuente del Ángel Caído en lo que fueron terrenos de la Fábrica de Porcelanas, obra de Ricardo Bellver. En el Campo Grande se edificaron el Palacio de Cristal y el Palacio de Velázquez, obra de Ricardo Velázquez Bosco. En esta época, concretamente a finales del siglo XIX, transcurre la novela que Pío Baroja tituló Los Jardines del Buen Retiro, en la que se narra la vida de la capital en torno a este enclave.