¿NECESITAS AYUDA CON TUS DEBERES? CENTRO DE ESTUDIOS ZONA

​Todos conservamos el recuerdo de uno o varios profesores que, por su especial modo de dar las clases, o por implicación personal, se ha ganado un lugar entre nuestros pensamientos. Tal vez era ese que se enrollaba y no nos castigaba cuando nos pillaba alguna nota en clase. O tal vez esa otra que, a pesar de ser tan exigente, nos motivaba por su especial don para despertar nuestra curiosidad. No importa el motivo, pero ellos contribuyeron también a lo que somos hoy en día.

Bárbara es corresponsable de Zona, un Centro de Estudios especializado en clases de refuerzos  e inglés para niños y jóvenes. En sus aulas, cada día son muchos los alumnos que necesitan ayuda para conseguir aprobar alguna asignatura.

-Bárbara… ¿cuáles son las asignaturas más complicadas para nuestros niños?

-Por norma general, tanto en Primaria como Secundaria, la asignatura de matemáticas es la que mayor dificultad presenta. Con menor incidencia, lenguaje e Inglés.

-Los profesionales… ¿tenéis alguna idea de por qué se tienen más problemas para asimilar estas áreas?

-Las dificultades con las matemáticas aparecen por dos motivos principalmente: su carácter abstracto y las limitaciones que se ponen al desarrollo del razonamiento en los más pequeños. Me explico: las matemáticas plantean problemas que no siempre los niños asocian a situaciones cotidianas. Una división con decimales es algo intangible y difícil de comprender en una fase en la que el niño tiene un aprendizaje basado en la experiencia sensorial.

-Por otra parte - continúa Bárbara - los niños necesitan de períodos de tiempo para asimilar conceptos. Ejercitar el razonamiento es clave por encima de la memorización en algunas etapas del aprendizaje. En primaria tienen un exceso de conceptos nuevos que se les enseña con demasiada rapidez, sólo porque hay que “cumplir objetivos y finalizar temarios”.

-¿Entiendo, Bárbara, que podríamos decir que los niños sufren de “exceso de nueva  información”?

-Efectivamente. El cerebro de un niño es como una esponja…pero necesita su tiempo para asimilar y fijar nuevos conceptos. Si esa asimilación no es adecuada, arrastrará un déficit de conceptos “base” que pueden condicionar su aprendizaje futuro. Si no hay buenos cimientos, el edificio no tiene suficiente firmeza…Esto a los niños les causa estrés, para muchos, no llegar a los objetivos les genera angustia y hace que abandonen, sintiéndose derrotados (fracaso escolar).

-Los padres…¿cómo podemos ayudarles?

-Lo primero, no hacerles sentir culpable. No, no me refiero a que no vayan asumiendo sus responsabilidades, sino más bien ayudarles a averiguar qué es lo que falla e intentar buscar ayuda para poder solucionar el problema. Sus pequeños avances son un incentivo para que el camino, poco a poco, se vaya allanando, porque ellos se sentirán mejor y querrán seguir avanzando. Una metodología personalizada y una evaluación previa son indispensables para trazar un plan de acción adecuado a las necesidades de cada niño.

-Es decir…los niños tienen que aprender a estudiar…

-Eso es…cada asignatura necesita su técnica de estudio: Física o matemáticas se trabajan a través de la práctica de ejercicios. Para Historia o Literatura, es esencial aprender a hacer esquemas o resúmenes. Inglés necesita de una base de gramática para perfeccionar después oralmente…No hay una fórmula definitiva: ellos tienen que aprender qué técnica usar para cada materia. Y eso se logra a través del trabajo constante y el hábito de estudio.

-Bárbara…desde tu punto de vista como docente, ¿qué tal están funcionando la implantación del bilingüismo en nuestro sistema educativo?¿Se pueden observar diferencias entre los estudiantes de colegios bilingües y los que no lo son?

-Por norma general, la implantación paulatina que se hace en los centros educativos, empezando por los cursos iniciales de infantil, siguiendo progresivamente por primaria, etc…hace que los pequeños asimilen el idioma de forma natural, con lo que su aprendizaje o perfeccionamiento posterior es mucho más efectivo. Nosotros hemos detectado dos inconvenientes: el material didáctico de algunas materias es más exigente que el equivalente de la enseñanza no bilingüe y los problemas que pueden aparecer en un menor cuando se le cambia de un colegio “normal” a otro bilingüe. Los padres suelen hacerlo con la mejor de sus intenciones, pero a veces, crea problemas de angustia en el pequeño porque “no entiende lo que se dice en clase”.

-En algunos centros se están implantando sistemas de enseñanza en los que se han eliminado horarios, incluso se han difuminado las materias. El argumento de los profesionales defensores de este sistema es que así el niño desarrolla su aprendizaje de una manera “más natural”. ¿Qué opinión te merece?

-Para nosotros, cuestionarse la introducción de nuevos sistemas de enseñanza es positivo para el sistema educativo. Eso sí, siempre hay que ser cautos y evitar los cambios excesivamente drásticos. Pasar de tener horarios y tiempos para cada asignatura, a no tenerlos…Como ya he dicho, hay que ser cauto.

-Se me ocurre que, en primer lugar -continúa Bárbara - puede suponer un problema para el profesorado, ya que necesitas un mínimo de planificación y organización en el grupo para poder llevar un ritmo que puedan seguir todos. Por otro lado, los niños también necesitan unas normas, necesitan que se les marquen unos tiempos y unos objetivos para su desarrollo y madurez.

Pero bueno…todo está por ver. Es cierto que en el norte de Europa el sistema educativo trabaja de otra manera, fomentando el desarrollo del razonamiento autónomo y un pensamiento más reflexivo. Quizá es ahí por donde tenemos que movernos…Pero, como he dicho, anteriormente, el hecho de que se cuestione constantemente nuestro sistema educativo es señal de la importancia que tenemos que darle a la formación  de nuestros niños. Y, sobre todo, que se sientan arropados cuando se les presente un problema. Enseñarles el camino para que, poco a poco, sean cada vez más autónomos, pero que nunca se sientan solos.

Me despido de Bárbara no sin antes agradecerle su tiempo. La comunicación directa entre los docentes y los padres es la garantía de que la educación de nuestros pequeños va por buen camino. Son los dos pilares (padres y profesores) sobre los que se asientan no sólo la formación académica de las nuevas generaciones, sino también la formación como personas.

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